“Nuestra vida está todo el tiempo en la cuerda floja”. Así se expresa Liliana Pañi, quien a sus 34 años de edad, es una de las pacientes que teme por quedarse sin el tratamiento de diálisis debido a las deudas del Gobierno con los prestadores externos del servicio.
“Lili”, como le dicen sus amigos, cumplirá el próximo mes de agosto 15 años de recibir las diálisis porque sufre de insuficiencia renal crónica terminal como secuela de un problema hereditario de hipertensión arterial.
Daños en riñones
Precisamente, la última patología en mención dañó sus riñones, no puede orinar por su cuenta, y necesita practicarse tres veces por semana el tratamiento.
El centro médico que le ofrece el servicio a ella y a otros pacientes tuvo que reducir el tratamiento a dos sesiones por semana debido a la falta de recursos. A partir de entonces, está obligada a comer e ingerir agua en mínimas cantidades porque, de no hacerlo, pondría en riesgo su vida.
“Una empanada fue lo único que comí por dos días”, dijo Liliana, quien se encuentra ingiriendo apenas unos 50 miligramos de agua para evitar la retención de líquidos que afectaría sus pulmones.
Nada quiebra su ímpetu
Los difíciles momentos que afronta; sin embargo, no han detenido su ímpetu porque trata de realizar sus actividades cotidianas como gestora cultural y artesana.
Además de continuar sus estudios superiores en la Universidad Católica en espera de que no le resten una sesión más del tratamiento de diálisis porque eso agravaría su condición de salud.
En sus planes está someterse a un nuevo trasplante de riñón tras realizarse uno hace seis años que no cambió su estado porque, según manifiesta, le realizaron una mala práctica médica que hizo que su cuerpo rechace el órgano.
Familias temen por sus seres queridos
Los familiares de los pacientes con insuficiencia renal también están preocupados por las deudas a los prestadores externos del servicio.
Ellos han visto como sus seres queridos decaen, se los nota débiles y con pocas esperanzas tras la reducción de las diálisis.
Iván Calle acompaña a su padre Manuel, de 65 años de edad, a que se realice las sesiones que duran alrededor de cuatro horas cada una.
Lo hace dejando a un lado cualquier actividad personal con tal de estar con su progenitor, quien se ve optimista por mejorar su estado de salud.
Cuidar a papá
“Mi padre recibe solo dos de las tres sesiones que requiere por semana por lo que se ha sentido mal”, asegura Iván, quien recuerda que su “Manuelito” sufrió hace unos días un quebranto en su salud e incluso no pudo caminar por lo que está pendiente de que no se vuelva a repetir esta escena o empeore la situación.
A los dos pacientes, quienes se atrevieron a contar sus historias a Diario El Mercurio, les gustaría tener los recursos económicos suficientes para no depender del Gobierno para recibir las diálisis.
No obstante, esto les resulta imposible porque necesitarían de por lo menos dos mil dólares por semana para cumplir su anhelo. -(I)
Controlar la alimentación es necesario
Las vidas de las personas, quienes sufren de insuficiencia renal y no reciben las diálisis, están en peligro.
Para Caridad Manzano, nefróloga del hospital “San Juan de Dios”, los pacientes que reciben diálisis son porque sus riñones dejaron de funcionar, los cuales, cumplen varias funciones como manejar el volumen del cuerpo.
“Las diálisis sirven para eliminar los líquidos en exceso del organismo porque no pueden orinar. Si no se los elimina a tiempo pueden llegar a los pulmones y corazón provocando la muerte”.
Asimismo, el tratamiento elimina las toxinas como úrea, fósforo y potasio que se consume en los alimentos. Una cantidad excesiva de estas en el organismo es grave para la salud.
Manzano dijo que por estas razones los pacientes no deben ingerir agua a más de lo necesario al igual que los alimentos. (I)
DETALLES
3 tratamientos por semana requieren los pacientes con insuficiencia renal. Cada sesión dura alrededor de cuatro horas.
El Gobierno Nacional incluyendo el IESS y el Seguro Campesino han respondido que pronto se solucionarán los pagos a los centros externos.
Las personas que requieren de diálisis llegan de diferentes partes de la provincia a las clínicas externas. Hay pacientes de distintas edades.