NYPD acordó notificar a los padres y tutores de menores cuyos nombres figuran en una base de datos de miles de personas sospechosas de ser pandilleros.
El cambio de procedimiento, anunciado el miércoles, se produjo tras una investigación realizada por una agencia de supervisión municipal (Departamento de Investigación/DOI) que en 2023 exigió al Departamento de Policía de Nueva York realizar numerosos ajustes en el funcionamiento de la base de datos, incluyendo la creación de un sistema de notificación para menores de 18 años, la limitación del tiempo de permanencia de las personas en la base de datos y el endurecimiento de los estándares de inclusión.
Jocelyn E. Strauber, comisionada del DOI, declaró que el objetivo de la agencia había sido garantizar que la policía gestionara la base de datos de forma rigurosa, reflexiva y basada en políticas. “Se ha avanzado mucho para garantizar que así sea”, afirmó.
“La ciudad de Nueva York a menudo ha tenido dificultades para lograr un equilibrio entre las libertades civiles y la aplicación de la ley. Ha pasado por estrategias de mano dura como el “parar y registrar” (stop-and-frisk) y la “ventana rota”, que, según los críticos, degeneraron en la persecución de miembros de minorías. Ahora, mientras la policía lucha contra la persistente violencia juvenil, incluso en medio de descensos generalizados de la delincuencia, la base de datos se ha convertido en otro campo de batalla”, comentó The New York Times.
NYPD ha utilizado la base de datos desde 2013, y los funcionarios la han promocionado como una herramienta de inteligencia eficaz que les permite rastrear grupos violentos y pandillas callejeras, así como detectar tendencias delictivas.
Las personas pueden ser incluidas si se identifican como pandilleros ante las fuerzas del orden o en redes sociales. Anteriormente se les añadía si la policía podía verificar su pertenencia basándose en información como las señas que hacían con las manos en fotos y si vestían regularmente los colores de las pandillas o frecuentaban zonas asociadas con ellas. Ahora, se debe verificar la pertenencia durante una investigación criminal y a través de dos fuentes independientes.
NYPD no identifica públicamente a las personas que incluye en la base de datos ni informa a quienes han sido añadidos si han sido eliminados de la lista. Se han incluido neoyorquinos de entre 13 y 57 años.
Sin embargo, ahora el Departamento de Policía notificará a los padres o tutores dentro de los 60 días posteriores a la inclusión de un menor en la base de datos, según el informe del miércoles. Pero NYPD no está obligada a notificar a los padres si informarles comprometería una investigación criminal.
Críticos y defensores
Los críticos se han mostrado escépticos sobre los métodos del Departamento de Policía para identificar a pandilleros, argumentando que personas con vínculos tenues con las pandillas han sido incluidas injustamente en la base de datos.
El informe inicial del DOI publicado hace dos años fue la culminación de una investigación de un lustro sobre la base de datos, y la policía ha aceptado más de la mitad de sus 17 recomendaciones. “El departamento se tomó muy en serio las recomendaciones de 2023”, afirmó Strauber.
Sin embargo, el Ayuntamiento ha presentado una legislación para abolir la base de datos, y Zohran Mamdani, candidato demócrata a la alcaldía, ha declarado que firmaría dicha medida si es elegido. En septiembre calificó la base de datos como una “amplia redada” que convierte las actividades cotidianas de los jóvenes neoyorquinos en “señal de sospecha”.
“Sin duda, debemos tomarnos a las pandillas muy en serio. Sin embargo, considero que una base de datos que incluye a los neoyorquinos de esa manera no cumple exactamente ese objetivo”, declaró Mamdani durante un foro organizado por Vital City, un centro de estudios e investigación sobre políticas urbanas.
Adrienne Adams, presidenta del Ayuntamiento, no llegó a pedir la eliminación de la base de datos, pero su portavoz declaró el miércoles por la noche que la ciudad debe cerrar las “brechas en seguridad y justicia”. “Los derechos civiles de los neoyorquinos son fundamentales para la seguridad pública de nuestra ciudad”, declaró el portavoz, Rendy Desamours.
La comisionada de policía, Jessica S. Tisch, ha defendido enérgicamente la herramienta, calificando los esfuerzos por abolirla de “imprudentes” y “peligrosos”. En conferencias de prensa en las que se anunciaron los arrestos de pandilleros, afirmó que la base de datos ayudó a la policía a investigar a las bandas responsables de algunos de los delitos más violentos de la ciudad.
En un comunicado emitido el miércoles, NYPD afirmó que ya había realizado cambios significativos para fortalecer y mejorar la base de datos. “Es fundamental para investigar y resolver delitos (…) En pocas palabras, esta herramienta ayuda al Departamento de Policía de Nueva York a salvar vidas”.
Los cambios no han logrado apaciguar las críticas. Si bien el número de personas en la base de datos se redujo drásticamente de 16,141 en diciembre de 2022 a 8,563 este octubre de 2025, la mayoría de las personas incluidas en la base de datos eran hombres negros e hispanos de entre 18 y 34 años, según el informe.
Durante una audiencia del Ayuntamiento en febrero, Michael Gerber, subcomisionado de asuntos legales del Departamento de Policía, afirmó que si bien era cierto que 99% de las personas en la base de datos eran negras o hispanas, esto coincidía con que el 96% de personas de color son víctimas o autores de tiroteos.
Legal Aid, que representa a personas indigentes en casos penales, afirmó que el informe publicado el miércoles confirmó que “los neoyorquinos negros y morenos continúan siendo vigilados y catalogados de forma desproporcionada”. “La disparidad no se ha reducido, y estas desigualdades persistentes subrayan por qué este sistema sigue siendo fundamentalmente defectuoso e inconstitucional, independientemente de los cambios graduales en las políticas o las recomendaciones”, declaró la organización en un comunicado.
Babe Howell, profesor de derecho de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY) que ha estudiado la base de datos, afirmó que el DOI debería considerar el daño que la base de datos causa a las personas, por ejemplo, auditando las paradas y arrestos “para comparar el trato de las personas incluidas en la base de datos con el de quienes no están etiquetados como pandilleros”.
La agencia “debería analizar a fondo la actuación policial contra las pandillas y examinar los encuentros en la calle con quienes reciben esta peligrosa etiqueta”, concluyó Howell.
En el informe de 2023 el DOI afirmó no haber encontrado evidencia de que a las personas incluidas en la base de datos se les impidiera acceder a empleos o oportunidades de vivienda, ni de que su inclusión tuviera un efecto negativo en sus causas penales.
“Descubrimos que no pudimos identificar daños concretos derivados de la existencia de la base de datos”, declaró Strauber. “Si alguien tiene ejemplos al respecto, estaremos encantados de investigarlos”.
Si bien Strauber indicó que NYPD había realizado cambios significativos en la base de datos, había rechazado otras reformas, como el desarrollo de un proceso de apelación para que los padres o tutores pudieran solicitar la eliminación de los nombres de los menores.
Jeanene L. Barrett, inspectora general de NYPD afirmó que “si bien el progreso del Departamento de Policía de Nueva York es alentador, es necesario hacer más para garantizar que la base de datos funcione como está previsto”.
Crimen en descenso, pero violencia constante
NYPD celebró una reducción del 23% en los tiroteos este año, de 649 a 500 hasta el 3 de agosto. Los homicidios también disminuyeron 25%, de 241 (2024) a 179 a ese momento en 2025. Sin embargo, la violencia callejera con golpes y armas de fuego y blancas es constante en Nueva York, incluyendo ataques a a agentes de NYPD. Algunas víctimas son alcanzadas al azar. Los enfrentamientos suelen estar vinculados con batallas entre pandilleros por el territorio, y los sospechosos a veces se incriminan al alardear y publicar sobre sus crímenes en las redes sociales.
Hay víctimas de todas las edades. A principios de este mes tres hombres murieron baleados en la cabeza en un lapso de apenas 10 horas en Nueva York: uno en una calle en El Bronx y dos primos en un hogar en Queens. El mes pasado Sanjay Samuel, niño de 13 años, murió en el hospital donde estaba en coma, dos días después de haber sido baleado en la cabeza camino a la escuela en Queens (NYC). A fines de agosto una mujer de 69 años que caminaba con una andadera fue alcanzada mortalmente en la cara por una bala perdida a una cuadra de su casa durante un tiroteo a plena luz del día en East Harlem.
