Otavalo, en Imbabura, figuró entre los epicentros del paro indígena convocado por la Conaie durante 30 días.
El impacto económico del hecho golpeó a comerciantes, hoteleros y trabajadores que dependen del día a día para sostener a sus familias.
Pérdidas económicas en comercios de Otavalo por las movilizaciones
Marta, nombre protegido, administra un restaurante en la entrada a Otavalo y durante un mes no abrió su local.
“Hace un mes que no saco la basura. Esto apestaba”, comenta con la voz entrecortada.
Ella destina los ingresos de su trabajo al pago de pensiones escolares, hipoteca y alimentación, pero de acuerdo con sus cálculos, perdió más de 2 500 dólares este mes.
Mientras apila cajas en la vereda, asegura que en esos días la cubeta de huevos costaba 20 dólares y que decidió no abrir su restaurante durante la paralización por seguridad.
“Los policías y militares estaban peleando contra el pueblo. Y si un ladrón entraba al local, quién me iba a ayudar”, cuestiona.
Tras el fin del paro, apuesta por una reactivación escalonada y espera que el feriado de finados en noviembre atraiga turistas.
Escasez de gas en Otavalo durante el paro indígena
Elizabeth, quien prefiere no revelar su nombre completo, vive cerca de Cotacachi, junto a la Panamericana Norte. Tampoco quiere decir a qué comunidad pertenece por temor.
Asegura que líderes indígenas no permitían ingresar gas a Otavalo. “Solo daban a las comunidades, pero a la ciudad como tal, no”, indica.
Afirma que en su sector multaban a quienes no asistían a las marchas y cortaban el agua. “Quiero trabajar. Un mes sin trabajar. Estoy cansada”, señala mientras observa una multitud reunida en el intercambiador de Cotacachi.
Era jueves 23 de octubre cuando dio este testimonio y ese mismo día estaba en pie la convocatoria para una movilización pacífica en dirección a Otavalo.
Ella trabaja en la construcción y recibe su paga cada fin de semana, pero este mes no percibió ingresos.
Comerciantes denuncian cierres obligatorios de locales
En distintas zonas, comerciantes sostienen que personas del movimiento indígena les obligaron a cerrar sus locales. Otros afirman que solo solicitaron el cierre como un favor.
Feria de la Plaza de los Ponchos afectada por el paro
En la Plaza de los Ponchos, emblemática de Otavalo, los efectos fueron inmediatos. Javier, dueño de un local textil, dice que la feria de los miércoles y sábados no se realizó durante las semanas de paro.
“Esa feria mueve el comercio de dos cuadras como mínimo”, afirma. Calcula pérdidas de 8 000 dólares. Además, debe pagar 800 dólares de arriendo y alimentación.
Comentó que compró gas justo una semana antes del inicio del paro. Mientras que sus amigos tuvieron que esperar por lo menos un día entero para adquirir un cilindro porque los camiones no ingresaban con regularidad.
La feria se reanudó el sábado 25 de octubre de 2025, pero no completa porque no todos los comerciantes salieron. Aunque la mayoría de vendedores se ubicó en su puesto, aseguran que los turistas no llegaron.
“Quiero creer que es porque piensan que siguen las vías cerradas”, dice una comerciante, mientras mantiene la esperanza de que el feriado reactive las ventas.
Movimiento en Otavalo se limitó a recorridos internos
Habitantes de Otavalo comentan que no estuvieron “secuestrados” dentro de la ciudad. Sí podían caminar por las calles y los vendedores ambulantes ofrecían productos de manera constante.
Sin embargo, las salidas a otras ciudades y el movimiento comercial estuvieron restringidos durante el paro.
Hoteles reportan pérdidas y cancelaciones en Otavalo
A pocas cuadras de la plaza, un hotel bajó el precio de alquiler de sus habitaciones de 20 a 10 dólares la noche para evitar perder a los pocos clientes que aparecieron.
Más adelante, en el mismo sector, un establecimiento destinado a turistas internacionales registró pérdidas de 30 mil dólares durante el mes. También enfrenta cancelaciones hasta noviembre, explica.
“Perdimos alrededor de 15 grupos ya confirmados a última hora. Hasta hoy recibimos llamadas para cancelar“, señalan desde la administración. Allí, la noche cuesta 45 dólares por persona.
